jueves, 22 de julio de 2010

Viu Manent: Algo especial con familia y amigos




Creo que de niños a todos nos gusta ir a casa de nuestros amigos y que nuestros amigos vengan a nuestra casa. En el primer caso, vas con los ojos bien abiertos buscando aquellas cosas que diferencian las casas de tus amigos de la tuya propia y, generalmente, siempre piensas que las de los demás son más chulas. En el segundo caso, cuando vienen amigos a tu casa, procuras que todo se encuentre en orden, que cada cosa ocupe el lugar que le corresponde, y tratas de mostrarles aquello de lo que más orgulloso te sientes, quieres que conozcan los lugares que no deberían perderse y compartes con ellos historias que tarde o temprano tenían que escuchar. Luego, cuando creces, la sensación de que las casas de los demás son más chulas que la tuya deja paso a la certeza de que cada casa es un mundo y cada mundo es chulo a su manera. Lo que no cambia es el intento de que tus amigos se lleven la mejor impresión de lo que ha sido el lugar en el que has pasado tu infancia. Por eso, cuando Belén, Aurora, Fernando y yo nos acercamos a mi pueblo, Quintanar de la Orden (Toledo), para catar Viu Manent Reserva Merlot 2007, procedente de Valle de Colchagua, en Chile, no dudé un instante en qué lugar hacerlo ni, por supuesto, con quién.


Elegí la Ermita de la Virgen de la Piedad porque es un lugar tranquilo y bonito que se encuentra a las afueras del pueblo pero sobre todo porque de niño, antes de que llegaran las imparables urbanizaciones, podía verla desde casa. Guardo muchos y muy buenos recuerdos de aquella época y buena parte están relacionados con la Ermita: tardes de domingo, verbenas, improvisadas meriendas, paseos... así que me pareció ideal poder llevar a Aurora, Belén y Fernando a una de las mesas de piedra que hay a espaldas de la Ermita y hacerlo a media tarde, para poder rememorar aquellas veces que de niño nos íbamos mi hermano Javi y yo con los amigos.


Por supuesto, quise compartir este momento con mi familia y, aunque no pudieron estar con nosotros mi hermano Javi y mi padre, sí nos acompañaron mi madre y mis dos hermanos pequeños (o no tan pequeños). Para ellos también fue una muy bonita experiencia, algo totalmente nuevo y lleno de palabras extrañas y curiosos gestos. Se dejaron llevar por las palabras de Belén y en sus ojos enormes pude ver los míos cuando me acerqué por primera vez al mundo del vino.


Escucha la cata

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