lunes, 28 de junio de 2010

Sudáfrica 2010: la magia del Mundial de Fútbol




Con motivo de la celebración de la Copa Mundial de la FIFA 2010 en Sudáfrica se nos ocurrió catar un vino sudafricano en un campo de fútbol para apoyar a nuestra manera a la Selección Española. En concreto lo hemos hecho en el Campo de Fútbol Rey Juan Carlos I de Ciudad Real, y hasta allí nos hemos acercado, acompañados de César Manrique, Concejal de Deportes del Ayuntamiento de Ciudad Real, Olayo Fernández, Jefe de las instalaciones deportivas del Patronato Municipal de Deportes de Ciudad Real y Rafa Fernández, Director de la Escuela Municipal de Fútbol de Ciudad Real, para disfrutar de una variedad propia de Sudáfrica, desarrollada allí en 1925, resultado del cruce de Pinot Noir y Cinsault: Pinotage.



El vino elegido es un Pinotage Môreson, añada 2008, un vino galardonado con cuatro medallas de oro procedente de una pequeña porción de tierra mágica situada en la llamada Happy Valley Road. Tanto el vino como el entorno en el que se elabora son expresiones de la profundidad, la pasión y el amor que un niño travieso y de carácter excepcional sentía hacia su único y verdadero amor: una muchacha increíblemente hermosa en cuyo rostro vio todo su futuro y con la que terminó compartiendo toda la pasión por un mundo mágico de la que nació Môreson.





Y con la magia de Sudáfrica y la pasión del Mundial de Fútbol 2010 te dejamos. Disfruta de una cata singular realizada en un lugar idóneo para animar a nuestra Selección en Sudáfrica.

Escucha la cata

martes, 15 de junio de 2010

Bodegas Laquai: El verdadero oro del Rin




Desde hace treinta y tres años hay una cita anual ineludible para los castellano-manchegos, una cita anual de la que los españoles nos podemos sentir bien orgullosos, una cita anual, en definitiva, que cualquier amante del arte en todas sus expresiones, cualquiera que sea su nacionalidad, no debería dejar pasar: el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.



A quince días de que comience la Edición 2010 nos hemos acercado al corazón de Calatrava para realizar una cata en uno de los muchos puntos de visita obligada en la ciudad: el Almacén de los Fúcares, un edificio del siglo XVI que perteneció a la familia Fugger y en el que este año se van a representar, entre otras obras, El Lazarillo de Tormes, en versión de César Campodónico, y El maestro de danzar, de Lope de Vega, a cargo del Teatro de Fondo de Madrid. Allí, en mitad del ajetreo previo al Festival en que se ve sumida toda la ciudad y bajo un cielo más propio del norte de Europa que de tierras manchegas, nos esperaban Luis Maldonado, Alcalde de Almagro, y Cristina Sánchez, Gerente de Tierra de Caballeros y Tablas de Daimiel. El vino elegido, como no podía ser de otra forma e inaugurando el propósito de catar vinos del mundo en lugares emblemáticos de nuestra tierra, ha sido un vino seco alemán de Bodegas Laquai elaborado con riesling y cultivado en la ribera del Rin.




Esperamos que disfrutéis tanto como nosotros de esta cata realizada casi bajo la lluvia.

Escucha la cata



Prost!

Toda la información sobre el programa, compra de entradas, precios y descuentos relacionados con el XXXIII Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro la encontrarás en la página web: www.festivaldealmagro.com

jueves, 10 de junio de 2010

Pago del Vicario: Una noche junto al Guadiana




Pago del Vicario, situada a unos 9 kilómetros de Ciudad Real, tiene para mí un alto contenido sentimental al ser la primera bodega que yo visité con Belén, Aurora y Fernando hace casi un año, pero no por este hecho vayáis a pensar que lo que voy a decir a continuación es menos real de lo que podáis imaginar.

Las 29 parcelas que componen el pago se encuentran a los pies de los Montes de Toledo, separadas de estos por un río Guadiana que se encuentra magnífico en estas fechas y que sin duda es el responsable de la muy diversa paleta de colores de la que se puede disfrutar en la zona. Los atardeceres en el pago, envueltos en los vapores del río, con el sonido del viento, el ajetreo de los animales y el pausado vuelo de las cigüeñas, en ese momento en el que los montes enrojecen los cielos, deberían ser de contemplación obligada en las visitas, pues de alguna manera quedan impresos en el aroma, el color y el sabor de los vinos que allí elaboran. No en vano la forma de la bodega es un catalejo, pues, además de simbolizar las distintas fases por las que pasa la uva, en ese viaje que va desde el viñedo hasta la copa, parece invitarnos a disfrutar del singular paisaje que nos rodea.



Obviamente, detrás ha de haber todo un equipo comprometido con la difícil tarea de conseguir que un vino cumpla con las expectativas de la mayoría, y las expectativas son muy altas: una tarde agradable con los amigos, una cena romántica, la celebración de un evento único, como una comunión o un bautizo, el cierre de un negocio, y un sinfín de momentos irrepetibles que deseamos compartir disfrutando de un buen vino. Yo, en aquella primera visita inolvidable, tuve la suerte de conocer en concreto a la enóloga del Pago, Susana López Mendiondo, a la que desde aquí felicitamos (tanto a ella como al resto del equipo, dirigido por la familia Barco) por el fruto de su pasión y a la que personalmente mando un par de besos.



Y sin más os dejo con la cata que hicimos recientemente en su sala de barricas, junto al restaurante. Allí estuvimos Belén, Aurora, Fernando y yo con nuestros amigos Miguel y María, y catamos un Blanco de Tempranillo, un vino blanco obtenido de uva tinta, y un Rosado Petit Verdot, ambos de la añada 2009. Esperamos sinceramente que os guste.

Escucha la cata

jueves, 3 de junio de 2010

El mejor vino es el que más te gusta



Los tiempos están cambiando y es cierto que cada vez se analizan y se valoran más parámetros alrededor del vino, como procedencia, variedad, conservación, servicio, temperatura, copas… Nuestro objetivo es obtener la mayor satisfacción y conseguir toda la información posible de la botella de vino que vamos a catar o a compartir con amigos o familia. Por eso me parece oportuno e interesante aportar ideas y sugerencias que serán útiles a la hora de catar un vino.

Las preguntas más frecuentes de todo aficionado y profesional son: ¿cuándo, cómo, con qué y dónde? Yo os recomiendo tomarlo cuándo, cómo, con qué, dónde y a la temperatura que a uno le apetezca. Pero sí es cierto que tomarnos un L’ame malbec 07 en vaso de plástico a 11ºC no se parece en nada a tomarlo en copa de cristal fino y a unos 16ºC. Os lo aseguro.

El mundo mágico del vino debemos acercarlo con naturalidad, transmitiendo sensaciones y aportando, con un lenguaje claro y preciso, las características del vino que se va a catar, sin dar una clase magistral. Y siempre es interesante tener unas reglas a seguir, aunque a veces nos las saltemos.

Veamos. Tenemos 3 fases a tener en cuenta: visual, olfativa y gustativa. Son nuestras herramientas más útiles. Hay que seguir la regla del 1, 2, 3 porque es útil y funciona.

Primero elegiremos un lugar sin olores, con mucha luz natural, amplio y en el que nos sintamos cómodos. Agua natural, copas de cristal adecuadas al vino que vamos a catar y, por supuesto, el vino en cuestión. Una vez preparados, abrimos nuestras mentes y... ¿comenzamos?

1. Nuestros ojos.


Miraremos el vino con una luz natural y con un fondo blanco. Observaremos su color, su brillo, su superficie, su evolución, si tiene sedimentos (posos) o carbónico visible (pequeñas burbujas). Tendremos un primer acercamiento sencillo. Si un vino blanco joven (del año) tiene un color amarillo dorado, probablemente está decayendo. Un vino blanco joven debe descubrirse ante nuestros ojos con un amarillo brillante, cristalino con destellos verdosos.
Si un vino tinto crianza nos sorprende con unos colores tejas, tabaco y en los que no predomine un rojo intenso cereza... cuidado.

2. Nuestra nariz.

Lo más importante es la ausencia de defectos en el vino; tenemos que encontrar intensidad, personalidad, calidad. Nos sorprenderá la crianza en madera, si la tiene, y cómo, de dónde procede. Descubriremos fruta, flores, vegetales. Los aromas serán limpios, puros. Y debemos hacerlos familiares, así conseguiremos que nuestra memoria los atrape.

3. Nuestra boca.

Es el paso que más nos gusta, y no tratéis de engañarme. Saboreadlo, disfrutadlo, sentidlo. La primera impresión es la que cuenta (eso dicen) pero en el vino tenemos que guiarnos por la segunda. Su balanceo, su volumen, cómo se desenvuelve en nuestra boca. Buscamos características. Equilibrio entre sus componentes, alcohol, acidez... Maduración de sus taninos. El peso frutal, la crianza, su evolución. El recuerdo que nos deja, si es muy permanente o fugaz.

En una palabra: Armonía. Armonía es lo que debe existir en los tres pasos de la cata de todo vino que se enorgullezca de serlo.