jueves, 16 de diciembre de 2010

Bodegas Verum: La verdad del vino


Por fin llegó el momento de conocer la verdad, la verdad del vino, de la tierra castellano-manchega, de la uva y sus posibilidades. Llegó el momento de desplazarnos a una de las bodegas en un principio menos llamativas de cuantas hemos conocido hasta el momento para descubrir la verdad. Bodegas Verum juega un poco con nosotros a que siguamos creyendo la mayor mentira de cuantas se extienden por estas tierras: aquí, en Castilla-La Mancha, no se hace vino de calidad, aquí -se nos ha hecho creer desde siempre- nadie se preocupa por el vino; aquí la uva se recoge, se lleva a la bodega y se embotella el vino. Aquí, en Castilla-La Mancha, no hay nada más. Mentira. Un muro de mentiras levantado por nosotros mismos, los castellano-manchegos, con nuestra apatía por conocer y valorar lo que nos pertenece, un muro inconcebible que, curiosamente, no nos deja ver más acá y que Verum nos ayuda a derribar con una sola visita. No es necesaria una fachada llamativa, un entorno espectacular, cuando lo verdaderamente importante, espectacular y llamativo está dentro: en lo esencial.


Su enólogo, Elías López, conoce bien esa mentira y sabe que nos la creemos de verdad. Así, nos reciben, él y parte de su equipo (José Andrés Jiménez y Manuel Jiménez), con la serenidad de quienes tienen la certeza de que sus visitantes no van a salir de su bodega igual que entraron. Algo va a cambiar en ellos. Algo cambió en nosotros. Una idea. Nuestra idea sobre la forma de hacer vino, de cuidar y mimar la uva, pero también de exprimirla, explotarla para que dé de sí todo cuanto puede. Nos invitaron a probar vinos en rama, extraídos directamente del depósito, en uno de los mejores momentos, cuando están a punto de pasar a las barricas. Y poco a poco, como de la mano, conscientes de que nuestro asombro iba decididamente en aumento, nos dieron a conocer el mundo de la destilación, de los espirituosos, de lo, si cabe, todavía más desconocido, para terminar donde todo empieza: en las profundidades de la tierra, en una impresionante cueva de más de 8.000 metros cuadrados.


Lo verdaderamente importante, espectacular y llamativo está dentro: dentro de la uva, en las entrañas de la tierra, aquí, en nuestra tierra. Ahora sabemos la verdad.

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